Pero, ¿cómo me iba a calmar? Todo era demasiado abstracto, solo veía mierda allí donde miraba. El mundo en sí me parecía un desastre.
Era raro. Raro para mí, que busco a cualquier cosa su parte positiva.
Pero en este caso, no me resultaba nada fácil. Igual es que no veía nada postivo, aunque claro, eso era imposible.
Pero desde que se fue, parecía ser posible.
Las calles lúgubres se tiñeron de pavor y el sol, parecía una segunda luna.
Mi visión de la realidad era distinta, completamente desequilibrada. El miedo me invadía puesto que no sabía a donde iba a parar aquello. Yo solo la necesitaba a ella, me daba igual si había dos lunas o si los callejones estaban a oscuras porque en mi vida, el mundo da igual.
Yo suelo decir que la gente que te quiere lo demuestra, y ella no lo hizo.
Qué decir ya... Todo dicho.
Igual me toca a mi, construir mi propio mundo, sin gente como ella
O igual no; igual esa gente debe existir para fortificar nuestro propio ser, porque: ¿que sería de una vida sin dolor?